Noviembre 03, 2016.- Unos 14 países le reclamaron al Gobierno información sobre lo que
está haciendo para resolver la situación y uno lo instó a aceptar la
ayuda ofrecida por otros estados y organismos a fin de evitar efectos
irreversibles en la población.
Ginebra/Suiza. Los esfuerzos del Gobierno por negar la gravedad de la
escasez de alimentos y medicinas que padece Venezuela han caído en saco
roto. Al menos esa es la sensación que dejó la primera sesión del II Examen Periódico Universal de Derechos Humanos (EPU)
a la que fue sometido el país esta mañana, pues 14 países le expresaron
a la delegación encabezada por la canciller Delcy Rodríguez su
preocupación por la información que manejaban y le solicitaron tomar
medidas para resolverla.
Sin embargo, lo llamativo de lo ocurrido en el Consejo de Derechos
Humanos de Naciones Unidas fue que no solo países desarrollados como
Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia o Suecia manifestaron su alarma
por la situación que obliga a millones de ciudadanos a hacer colas, de
hasta ocho horas, para adquirir desde harina de maíz hasta papel de
baño, sino que incluso aliados del gobierno de Nicolás Maduro, como
Corea del Norte o Bangladesh, también lo hicieron, aunque de manera muy
diplomática.
El representante del régimen de Pyongyang instó a sus pares
venezolanos a que “impulsen la producción nacional de alimentos” por
distintas vías, incluyendo los cultivos urbanos. A lo largo de la década
de los 90, el país asiático sufrió una serie de hambrunas que, según
reconocieron sus autoridades en 2001, dejaron unos 250.000 muertos.
La intervención de Corea del Norte echó por tierra la tesis de
Rodríguez, en donde la evaluación de Venezuela sería una confrontación
entre “fracasados [quienes apoyan el capitalismo] y militantes de la
vida [por aquellos que impulsan modelos alternativos]”.
Más duro fue el representante de Suecia, quien expresó su
preocupación porque el país pueda vivir una situación de “hambruna” e
instó al Ejecutivo a tomar cartas en el asunto, en especial para
proteger a los niños de los efectos de la crisis, no sin antes advertir
que las consecuencias sobre los más pequeños pueden “volverse
irreversibles”.
Finalmente, Canadá pidió a las autoridades aceptar las ofertas de
ayuda internacional para atender la situación y evitar que se agrave.
Los funcionarios venezolanos, por su parte, reconocieron la
existencia del desabastecimiento, pero como ya lo vienen haciendo dentro
del país lo achacaron a “la guerra económica” que empresarios y
opositores tienen en su contra, así como al “cerco económico” impuesto
por “las potencias imperiales”.
“Durante este año se han registrado fallas puntuales y alternas en el
suministro de algunos medicamentos, pero es por el cerco económico”,
soltó la ministra de Salud, Luisana Melo, quien aseveró que su despacho
“garantiza de forma totalmente gratuita 230 medicamentos de alto costo,
beneficiando a 780.000 personas”.
Gremios farmacéuticos y médicos han asegurado que la escasez de
medicinas supera 80 % y por ello en el transcurso del año se han
registrado distintas manifestaciones de pacientes exigiendo que se les
garantice su derecho a la salud.
La ministra de la Mujer, Blanca Eeckhout, añadió en el Consejo que en 2019 la pobreza extrema será erradicada.
Otro país
La inseguridad y la crisis carcelaria fueron otro de los asuntos más
abordados en el EPU. Más de una veintena de países le solicitaron a las
autoridades información sobre sus planes para resolver ambas
situaciones.
El viceministro del Interior, Hanthony Rafael Coello, sorprendió a
propios y extraños al afirmar que el número de muertes por culpa del
hampa viene cayendo. “La tasa de homicidios en el período 2012 a 2015 ha
experimentado una tendencia a la baja. Según el Observatorio Venezolano
de Seguridad Ciudadana, en 2012 estaba en 55 homicidios por cada
100.000 mientras que en 2015 se situó en 51 por cada 100.000 habitantes,
siendo la mayoría ajustes de cuentas”.
Los datos aportados por el funcionario contrastan con los que en
julio del año pasado ofreció la fiscal general de la República, Luisa
Ortega Díaz, a otra instancia de la ONU y donde reconoció que el índice
de homicidios en 2014 cerró en 62 por cada 100.000 habitantes. Por su
parte, en mayo de este año reveló que 4.696 venezolanos fueron
asesinados en el primer trimestre de 2016, cifra que es 6,8 % superior a
la del mismo período del año anterior, cuando se registraron 4.393
homicidios.
En la misma tónica se presentó la ministra del Servicio
Penitenciario, Iris Varela, quien aseguró haber acabado con el
hacinamiento carcelario. Esto a pesar de que en los calabozos policiales
hay más de 30.000 detenidos, en palabras del defensor del Pueblo, Tarek
William Saab.
http://cronica.uno/falta-alimentos-medicinas-sufren-venezolanos-alarmo-onu/
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