Noviembre 06, 2016.- Es cauteloso al responder. Se cuida de no salirse de
su rol diplomático. Sentado en medio de uno de los salones de la sede
de la Organización de Naciones Unidas en Ginebra,
Rolando Gómez, portavoz del Consejo de Derechos Humanos, hace algunas
consideraciones generales sobre la situación de DD HH que se vive en
algunos países.
No entra en detalles, ni calificativos. Evita hacer
menciones sobre una nación específica y suelta una advertencia:
“Lo primero que quiero aclarar es que yo soy el
portavoz del Consejo y trabajo con muchos periodistas aquí prestándoles
apoyo a través del Consejo para que reciban la información
que sea necesaria. Yo trabajo en la oficina del Alto Comisionado, que
es mi jefe. En la oficina del Alto Comisionado hay una sección que se
llama la Secretaria del Consejo, yo no trabajo para ningún Estado sino
para el Consejo por lo que no represento ni hablo por ninguno de los 47
Estados que integran el Consejo sino como miembro del Secretariado.
Adicionalmente quiero indicar que no puedo comentar sobre los detalles
de cada país”.
Luego de esa precisión, Rolando Gómez inicia una improvisada y breve rueda de prensa con periodistas venezolanos que viajaron a Ginebra para cubrir el II Examen Periódico Universal de Venezuela, que evaluó la situación de los derechos humanos en el país.
-¿Cómo ve
la oficina del Alto Comisionado que países que son miembros del Consejo
de DD HH no brindan suficiente colaboración con el mecanismo, que cuando
acuden al EPU rechazan o no aceptan de entrada el grueso de las
recomendaciones que otros países le formulan?
-Es una enorme responsabilidad para los 47 países
que integran el Consejo de DD HH el hecho de estar ahí porque por el
hecho de ser miembros deberían trabajar por alcanzar los máximos
estándares en DD HH. No solamente es el caso de Venezuela sino es el
caso de cualquier otro Estado miembro como Cuba, Arabia Saudita, China,
cualquiera. Es importante tener en cuenta que no son solo los estados
del Consejo los que deben trabajar por mantener altos estándares de ddhh
sino la totalidad de los estados de la ONU. El Alto Comisionado es
consciente de que es muy difìcil llevar las palabras a la acción. Una cosa es comprometerse aquí a hacer determinados cambios, a aceptar
determinadas recomendaciones y otra implementar y poner en marcha en el
terreno estas recomendaciones. Pero el EPU es una oportunidad para
mostrar los avances y retomar las promesas que se han hecho en DD HH en
la ocasión anterior que es el caso de Venezuela que está enfrentando su
segundo ciclo.
Es por eso que es tan importante la labor de los
periodistas y de la sociedad civil. Esa labor es crucial para que el
Estado sienta sobre sí una presión de llevar a la realidad esas
promesas. Es como ponerle un reflector de frente al estado para que no
haya manera de que los violadores y los perpretadores de abusos de los
ddhh logren meter debajo de la alfombra el desastre que armen, sino que tengan una vigilancia y un control de lo que se ha hecho en DD HH.
-La
atención que los medios colocan sobre los Estados es vital para
persuadirlos de cumplir con sus obligaciones en materia de Derechos
Humanos; pero ¿hay mecanismos oficiales que el Consejo de Derechos
Humanos puede implementar para asegurarse de que los países acaten los
compromisos que asumieron en el EPU?
-Esta es una pregunta recurrente. Los Derechos
Humanos son un concepto abstracto, no es como el trabajo que se realiza
desde el punto de vista humanitario o para el mantenimiento de la paz
donde las Naciones Unidas van al terreno y realizan un trabajo tangible.
En el caso del Consejo de Derechos Humanos no es igual. No hay ningún
mecanismo para imponer el cumplimiento de los compromisos; lo único que
existe es el poder de la persuasión y el poder de la transparencia, que
es una herramienta increíblemente
importante y nunca debe ser subestimada. Nosotros hemos visto
resultados que se logran solo a través de poner el foco de manera
incesante sobre situaciones puntuales y los Estados han hecho cambios;
así que aunque el Consejo de Derechos Humanos no puede por sí mismo
imponer sanciones para que los Estados asuman sus compromisos y acepten
las recomendaciones, sí podemos seguir poniendo el foco y mantener la
atención sobre esas situaciones.
Gómez hizo énfasis en la importancia de la
existencia de esta instancia como mecanismo para ventilar y dar a
conocer los problemas de derechos humanos. “El escenario de las Naciones
Unidas -a través del Consejo de Derechos Humanos-, es un escenario
único donde se discuten temas y situaciones que normalmente no se
abordan en otros escenarios. Si no fuera por ese espacio, muchos temas
sensible no se discutirán en lo absoluto y creo que ese es un mensaje
clave que las personas deben tomar en consideración”.
-¿Fue
satisfactorio para el Consejo el informe del Estado venezolano? ¿Cómo
recibieron el informe respecto a su confiabilidad, tomando en cuenta que
diferentes oficinas de la ONU han reportado los diversos problemas que
enfrenta el país en materia de tortura, detenciones arbitrarias,
libertad de expresión, crisis alimentaria y de medicamentos? ¿Consideran que ese informe del Estado se compadece con la realidad?
-Diré que esto es un proceso que está en manos de
los Estados y que está en manos de los Estados cumplir las promesas que
asumen voluntariamente. No hay un mecanismo para forzarlos. No puedo
hablar sobre el progreso específico de Venezuela. Lo que sí puedo decir
es que el alto comisionado ha hablado y lo va a seguir haciendo sobre la
situación de Venezuela como lo ha hecho con muchos otros países. Si hay
una razón para hablar alto, si hay una violación o la percepción de la
violación de un derecho, el alto comisionado hablará, los expertos
hablarán, la comunidad internacional responderá a eso. Pero al final del
día es responsabilidad del
Estado, cualquiera que sea, Venezuela en este caso pero todos los 193
estados han estado sometidos al EPU y es su responsabilidad implementar
las promesas que ellos hacen en materia de derechos humanos para la
mejor calidad de vida de sus ciudadanos. Pero todo lo que podemos hacer
es seguir poniendo la presión sobre ellos pero esta en sus manos hacer
los cambios.
La ONG UN
Watch solicitó al Consejo que determinara la legalidad y fiabilidad de
las 519 ONG que rindieron su reporte para el EPU de Venezuela. Ellos
alertan que algunas de esas ONG ni siquiera tienen que ver con derechos
humanos ¿Tiene previsto el Consejo dar una respuesta? ¿Es esa revisión
competencia del Consejo?
-Lo primero que tengo que decir es que UN Watch
tiene estatus consultivo para la ONU como muchas otras. Ellos han hecho
muchas críticas acerca de las ONG que hacen los reportes o sobre quiénes
apoyan a estas ONG para hacer los reportes, pero lo importante es que
los insumos para el EPU son muy amplios. Se tienen tres reportes: el del
Estado; el nutrido por los informes de las muchas ONG que puede incluir
a UN Watch, Human Rights Watch,
Amnistía y por supuesto las ONG locales; y el tercero que contiene las
versiones de los expertos de la ONU que han hecho su trabajo sobre lo
ocurrido en derechos humanos, en este caso en Venezuela. Lo importante
es que los Estados hagan su tarea y lean
todos los reportes y por supuesto, todos los Estados son libres de
escoger y de defender la posición que quieran dentro de la perspectiva
que les dan estos reportes.
Las ONG son las que tienen que responder por
el procedimiento que siguen y su procedencia.
-Periodistas
acreditados aquí en la ONU nos comentaron que la exposición sobre los
progresos en derechos humanos que inauguró Venezuela el día de su EPU al
lado de la Sala 20 (donde se hizo el examen) había incumplido los
procedimientos. Pero como nosotros desconocemos la burocracia de la ONU
para estas actividades, quisiéramos preguntarle si Venezuela tenía
autorización, si pidió permiso o no para instalar esta muestra.
-No estoy muy claro del procedimiento para autorizar
este tipo de exposición, pero es algo usual. Es algo que varios Estados
han hecho muy cerca de la fecha de su revisión, así que no es atípica
esta exhibición del Estado. En el Palacio de las Naciones, solo los
Estados y agencias de la ONU tienen derecho, es su prerrogativa hacer
ese tipo de actividad.
-Aunque el
EPU no implica sanciones físicas a los Estados que incumpla o no acepten
las recomendaciones, ¿podría darnos un ejemplo, quizá esperanzador, de
Estados que a lo largo de estos años hayan superado sus dificultades en
el respeto a los Derechos Humanos a partir de las recomendaciones y del
EPU.
-75 % de las recomendaciones del EPU son aceptadas
por los Estados. ¿Pero cuántas son aplicadas en la práctica? Esto es un
camino largo hasta lograr que los acuerdos de los Estados se
materialicen y lleguen hasta la gente. Pero al menos existe esta vía.
Uruguay aceptó todas sus recomendaciones en materia de reforma
carcelaria. Se hizo la reforma carcelaria, se mejoraron las condiciones
de reclusión y se hicieron programas para los reclusos. También
Indonesia se comprometió a hacer una ley contra la violencia doméstica y
lo cumplió antes de que le correspondiera su siguiente EPU. Maldiva se
le sugirió hacer una ley sobre la libertad de religión y se promulgó una
ley de libertad de culto.
-¿Qué necesita el Consejo para seguir en su lucha por la defensa de los Derechos Humanos?
-Necesitamos diálogo y cooperación. Con los Estados y
con la sociedad civil. La sociedad civil son nuestros ojos y nuestros
oídos. Un ejemplo es Siria, donde la ONU no puede acceder y el reporte
se hizo con los testimonios de mujeres y hombres que han sido víctimas
de la violencia.
Pero insistió en que “la responsabilidad final es de
los estados. Son los que pueden implementar políticas para la
protección y garantía de los DD HH”.
-¿En el
caso Venezolano ha sentido el Consejo ese nivel de transparencia y
diálogo en cuanto a que el Estado haya pedido ayuda o al contrario se ha
cerrado? ¿Entre el extremo de Siria que usted comenta como un Estado
que se ha cerrado y el de Timor del Este que se ha abierto
completamente, en qué punto se encontraría Venezuela?
-No
puedo comentar específicamente sobre los países como sabes pero si puedo
decir que sería muy bueno que el ejemplo de Timor fuera más común y que
muchos otros Estados fueran así de genuinos al comunicarse con el
Sistema y admitieran sus problemas. Y también que hablen las cosas
positivas porque no es todo negativo, hay muchas cosas pasando en tu
país, en mi país, en todos los países. No debería ser únicamente acerca
de señalar y acusar sino de las mejores prácticas, de cooperar, y hay
mucho que aprender de esos ejemplos, mucha inspiración (Timor del Este,
Moldavia y Sudán del Sur). Los signos de una sociedad civil saludable
son los signos de la libertad de prensa, la libertad de asociación y
protesta en las calles, donde la gente pueda salir y hablar libremente,
manifestarse libremente. Siempre es importante traer esos temas a
colación de manera franca para la cooperación.
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